Jesús y las Riquezas. Santiago 5.

Muchos cristianos consideran que ser rico económicamente es pecado y prefieren vivir en absoluta pobreza creen que haciendo votos de pobreza agradan a Dios.

Si Dios estuviera en contra de la plata no dijera que él es el dueño. Dios es el dueño del oro y de la plata. Hageo 2: 8 “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.”

El problema no está en el dinero, el problema está en el manejo o el uso que hacemos de él.

Es importante que nosotros manejemos el dinero y no que el dinero nos maneje a nosotros.

Lo que perjudica es el excesivo amor al dinero. Cuando el dinero se nos convierte en una obsesión podemos causar daño a los demás e inclusive a nosotros mismos. 1 Timoteo 6: 10 “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.”

El futuro de un rico codicioso no es agradable. Santiago 5: 1 “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán” no hay peor miseria que la humana, muchas personas están llenas de dinero pero vacios en su corazón. El dinero no compra el verdadero amor ni tampoco da paz.

Las riquezas que no sirven para ayudar a los demás y que solo sirven para interés personal es lo mismo que ser riquezas podridas. V 2 “Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla”

Las personas que solo piensan en acumular dinero, el mismo dinero se convierte en su perdición. V 3 “Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros”

Las riquezas son malas cuando se fundamentan en el abuso y el maltrato de los demás. Dios detesta la injusticia. V 4 “He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.”

No importa cuánto dinero tengas siempre confía en Jesucristo y espera su segunda venida. Cristo no solo es la esperanza de los pobres. V 8 “Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca”

La mejor manera de estar en paz es aprendiendo a convivir con los que nos rodean. V 9-10 “Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.  5:10 Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor”

El buscar de Jesucristo es algo que tenemos que hacer tanto ricos como pobres, todos necesitamos de él. El congregarnos no solo se debe hacer para pedir, también tenemos que hacerlo para agradecerle. V 13-14 “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.  5:14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.”

La oración puede hacer en nosotros cosas que el dinero nunca lo podrá lograr. No importa cual sea tu posición económica nunca te olvides de entrar en intimidad con Jesús a través de la oración. V 15-16 “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.  5:16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.”

La única diferencia entre nosotros los cristianos de este tiempo y los siervos de Dios en la antigüedad es la fe y la oración. V 17-18 “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. 5:18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.”

El dinero no es malo, el ser rico tampoco, lo malo es el amor al dinero y lo que podemos hacer con él. El dinero es de bendición en las manos de un cristiano y puede ser de maldición en manos de un incrédulo.

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De donde nacen las Guerras. Santiago 4.

Siempre que vemos o pensamos en guerras por lo general creemos que quienes las provocan son personas desalmadas y que no merecen perdón.

Siempre consideramos que son los demás los que las provocan y en lo que menos pensamos es en que los causantes somos cada uno de nosotros. Son nuestros malos deseos, nuestras pasiones desordenadas. Las guerras se inician en nuestro corazón. V 1 “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? ”

Las guerras son provocadas por personas infelices, y las personas se hacen infelices cuando no valoran lo que tienen por estar anhelando lo que no tienen. El anhelar lo que tienen otros es lo que nos provoca envidia en nuestro corazón. V 2 “Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís”

El problema de nuestra inconformidad es que no sabemos pedir ni a Dios ni a los demás, todo lo exigimos, nos cuesta decir por favor, gracias. Etc. Y cuando pedimos algo solo es para nuestro beneficio y poco nos importa lo que puedan estar pasando las demás personas. V 3 “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”

La degradación allegado a los cristianos y a las organizaciones religiosas sean cristianas o no. El motivo de esta degradación es la amistad con el mundo. Muchas iglesias cristianas prefieren agradar al pueblo que agradar a Dios. V 4“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.”

Muchas de las guerras se inician con actos aparentemente sencillos. Como la murmuración. Para el murmurador lo que dijo posiblemente es algo sin importancia, pero para la persona de quien se murmuro si es de vital importancia, se trata de su dignidad. V 11 “Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.”

Las personas jactanciosas, las que se creen más de lo que son, por lo general son las primeras en generar contienda. V 16 “Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala;”

La mejor manera de evitar guerras o contiendas con los demás:

1. Sometiéndonos a Dios. Esto significa que debemos hacer todo lo que él nos manda, aceptar que él es nuestro Rey. V 7 “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.”

2. Acercarnos a Jesucristo. Solo de esta forma el siempre estará con nosotros, donde esta Dios hay paz, hay amor. V 8 a “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos;”

3. Dejar el doble ánimo, ser constante en lo que hacemos y pensamos. Las personas indecisas nunca hacen algo. V 8 b “y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.”

4. Arrepentirnos de todo corazón por lo malo que hacemos. V 9 “Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.”

5. Tener la capacidad de humillarnos delante de Dios y de los que hemos dañado o lastimado. V 10 “Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.”

6. Vivir cada día como si fuera el último, no te jactes del día de mañana, total no sabemos si el mañana existirá. V 13-15“¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos;  4:14 cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.  4:15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.”

La guerra o la paz nacen en nuestro corazón, ¿cómo queremos vivir? si en guerra o en paz esa es nuestra decisión.

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El Poder de la Lengua. Santiago 3

Dios es un Dios poderoso y nosotros somos hechos a su imagen y semejanza, por lo tanto el nos ha transferido parte de su poder.

Ese poder en nosotros se activa a través de nuestra lengua. Nosotros somos lo que pensamos y declaramos de nosotros mismos. Muchos sicólogos creen que han hecho el gran descubrimiento cuando nos dicen que el poder lo tenemos nosotros en nuestra mente y en nuestra lengua.

Este poder nos lo dio Dios. Proverbios 18: 21 “La muerte y la vida están en poder de la lengua, 
Y el que la ama comerá de sus frutos.”

Producimos muerte cuando, murmuramos o criticamos de los demás. Por nuestra manera de hablar podemos destruir hogares, le podemos dañar la reputación de una persona, podemos causar daños irreparables.

El ser humano por naturaleza es un conquistador. Quiere conquistar ciudades, países, planetas, mujeres u hombres. El hombre puede domar a cualquier animal, pero lo único que no ha podido dominar es sus propias emociones, el dominarse así mismo es algo que hasta ahora le ha sido imposible. Santiago 3: 7-8 “Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;  3:8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.”

Para Dios es más importante aquel que puede dominarse así mismo que aquel que puede dominar una ciudad. Proverbios 16:32 “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; 
Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad”

Por la lengua podemos causar grandes tragedias. V 5 “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!” en un bosque el fuego puede iniciar de manera pequeña pero pronto se expande, de esta misma forma sucede con el chisme.

¿Cómo podemos dominara a nuestra lengua?

1. Reconociendo que todos ofendemos acusa de nuestra lengua. V 2 “Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.”

2. Con sabiduría. V 13 “¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.” Si no tenemos sabiduría la podemos pedir a Jesucristo. Santiago 1: 5 “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”

3. Pidiendole a Dios en oración que controle nuestra lengua. Salmo 141: 3 “Pon guarda a mi boca, oh Jehová; Guarda la puerta de mis labios”

4. Siendo Temerosos de Dios. Salmo 19: 14 “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.”

5. Tener Dominio Propio. 2 Timoteo 1: 7 “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” de nosotros depende el pecar o no pecar, el pecado no puede dominarnos. Génesis 4: 7 “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.”

Ningún conflicto proviene de Dios. V 14-15 “Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;  3:15 porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica”

Recuerda que con nuestra lengua podemos ser de mucha bendición para los demás o también podemos ser de maldición. Como manejar y que utilidad darle a la lengua esa es nuestra decisión.

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La Fe sin Obras está Muerta. Santiago 2

La fe del cristiano no solo debe basarse en decir que tiene fe o que simplemente cree en Jesucristo.

La verdad es que creer puede hacerlo cualquiera hasta los demonios creen y tiemblan, muchos cristianos modernos ya no tiemblan. Los demonios tiemblan porque saben que Jehová los destruirá, el cristiano moderno ya no tiembla, la razón… el no cree que Dios así como nos ama también nos puede castigar. V 19 “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan”

El cristianismo es mucho más que una mera religión, el cristianismo es una forma de vida regida por los principios de Jesucristo.

Las obras no nos salvan pero si dicen quienes somos y en quien hemos creído. Si somos personas de luz debemos andar como si lo fuéramos. Efesios 5: 8 “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”

Como debe ser nuestro comportamiento:

1. No haciendo acepción de personas, debemos tratar a todos por igual con el mismo respeto y amor. Santiago 2: 1-4 “Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.  2:2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso,  2:3 y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;  2:4 ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?”

2. Debemos amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos. V 8 “Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis” el problema es que muchas personas no se aman, se menos precian, se creen inferiores a los demás y sufren de muchos complejos. Si quieres amar a los demás es necesario que aprendas amarte a ti mismo. Si no te soportas a ti mismo como puedes soportar a los demás.

3. Ayudar a los demás en cuanto esté en nuestras manos. V 15-16 “Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,  2:16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?”

Si tenemos fe pero no actuamos como lo haría Jesucristo, si obramos con maldad, o pudiendo hacer buenas obras no las hacemos de nada sirve nuestra cristiandad. V 26 “Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”

Nuestras obras no nos salvan pero si dicen quienes somos y en quien hemos creído. Deja que tus hechos hablen más que tus palabras.

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Las Pruebas nos Perfeccionan. Santiago 1

Una prueba es un examen, las pruebas sirven para poner en evidencia nuestra capacidad de acción.

Solo las pruebas determinan nuestro real estado sea físico, espiritual, emocional o intelectual.

Las pruebas por lo tanto son necesarias en nuestra vida, antes de utilizar a una persona para un cargo en especial y sobre todo cuando se trata de servir a Jesucristo primero se debe someter a prueba. 1 Timoteo 3: 10 “Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles.”

Solo las cosas importantes son sometidas a diferentes pruebas, los productos que salen al mercado si quieren asegurar la efectividad en su uso deben primero ser sometidos a prueba. Un paracaídas antes de ser comercializado debe probarse si funciona y sobre todo si tiene la capacidad para soportar el peso de una persona más los fuertes vientos.

Dios quiere que nosotros seamos perfectos es mas la perfección en el hombre es una orden. Mateo 5: 48 “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” Dios nos ha dejado la herramienta adecuada para ayudarnos a conseguir la perfección. Esa herramienta maravillosa es su palabra. 2 Timoteo 3: 17 “a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

La única forma de conseguir la perfección en nosotros y en lo que hagamos es a través de las pruebas. V 4 “Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.”

Una persona sabia no debería esperar a que otros lo prueben, el mismo debería buscar mecanismos que le permitan probar lo que hace, probar su trabajo. Gálatas 6: 4 “Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro;”

Cuando la prueba va acompañada de un propósito claro se hace más fácil pasarla. Tener fe es tener un propósito. V 2 “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,” las pruebas que tienen un propósito en nuestra vida nos llenan de gozo en medio de el posible sufrimiento. V 1 “Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.”

Las pruebas con propósito generan en nosotros paciencia. Solo el que vive de la casualidad se desespera. V 3 “sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.”

La sabiduría nos ayuda a pasar las pruebas. V 5 “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” una persona sabia es la que sabe que le conviene, cuando actuar y cuando no hacerlo. La sabiduría nos hace hablar en los momentos que en verdad es necesario. V 19 “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;”

La sabiduría no depende de los años que pueda tener una persona, no necesita ser viejo para ser sabio. Jesús era un niño de doce años y crecía en sabiduría.

Una persona sabia es constante no está probando de todo sin tener algo definido, hay personas que son muy buenas para empezar cosas lo malo es que nunca terminan nada, todo lo dejan a medias. V 8 “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.”

El enemigo del éxito y de la prueba es la tentación. V 12 “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman” cuando estamos a punto de lograr algo nos vemos tentados a iniciar algo diferente. Cuando estamos a punto de lograr los beneficios de esa dieta para bajar de peso la tentación de comer más de la cuenta nos gana.

En realidad las tentaciones no vienen de afuera vienen de nosotros mismos, de nuestros propios deseos, la carne frita no fue la que te tentó, lo que te tentó fue el fuerte deseo que tienes por la carne frita. V 14 “sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”

Si no desechamos esos deseos que no  nos conviene podemos caer en la tentación y por este motivo nos alejamos de nuestro propósito. V 15 “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.”

No tengas miedo a las pruebas solo si nos probamos sabremos de que somos capaces, las pruebas nos ayudan a conseguir la perfección.

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